Finanzas Personales
5 min de lectura

Quédate tú en casa, no tus inversiones

Publicado el
24/5/2022
Autor
Blum

El principal índice bursátil global, MSCI World Index (medido en USD), se encuentra 45% sobre su nivel prepandemia. El Indice General de la Bolsa de Valores de Lima (IGBVL), ha caído 22% desde entonces. Los bonos peruanos y la moneda también han tenido un pésimo desempeño en comparación a sus pares. El motivo de la baja rentabilidad de los activos peruanos no es ninguna sorpresa. El Perú registra la peor combinación de resultados económicos y sanitarios del planeta, sumada a una polarización política sin precedentes. Este resultado debe llevar a los peruanos a evaluar que tan diversificado está su portafolio de inversiones.

El malo conocido

El “home bias” o la tendencia de las personas de invertir principalmente en activos de su país de origen, es un fenómeno persistente a nivel global. Pero que ocurra en todos lados no quiere decir que sea aconsejable. Para entender por qué el “home bias” puede ser peligroso hay que empezar por definir el peor escenario para el patrimonio de una familia: que todos los componentes que constituyen el patrimonio familiar, que por lo general incluye elementos como el trabajo, la vivienda propia, un negocio y/o ahorros, caigan al mismo tiempo.

De estos componentes, la vivienda, el negocio propio, y el sueldo que uno recibe están usualmente ligados a las condiciones del país de origen. El ahorro, sin embargo, se puede diversificar en el extranjero, reduciendo las probabilidades de que un evento particular (catástrofe, golpe de estado, etc) dañe todos los componentes del patrimonio familiar al mismo tiempo.

Hoy por ti, mañana por mi

Para entender las ventajas de invertir parte del patrimonio en el extranjero resulta útil evaluar cómo le fue a una persona que empezó a hacerlo en el año 2000. Quien invirtió en el S&P 500 entre 2000 / 2010 obtuvo un pírrico 0.4% al año (en dólares), con una volatilidad mayúscula, y encima tuvo que ver cómo sus vecinos obtenían retornos estratosféricos en la Bolsa de Valores de Lima. Pero su situación personal probablemente mejoró producto del “boom” de la economía peruana en esos años, que probablemente generó mejoras salariales, revalorización de la vivienda, o crecimiento del negocio familiar. Entre 2011 / 2020 ocurrió lo contrario: excelentes retornos a nivel global (el S&P 500 rindió 13.0% al año), coincidieron con la desaceleración de la economía local. En ambas décadas la diversificación evitó el peor escenario definido párrafos atrás. Quien diversificó tuvo, en todo momento, componentes de su patrimonio apreciándose, pese a las varias crisis locales y globales.

No me animo a pronosticar si a los activos peruanos les irá mejor o peor que a los del resto del mundo en la presente década. Pero me queda claro que quien diversifique al menos parte de sus ahorros globalmente gozará de mayor tranquilidad en el tiempo, que es un requisito indispensable para aprovechar las oportunidades que se presentarán en el camino.

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