El triunfo del Sheriff, representante del territorio rebelde de Transnitria (ex Moldavia) no era, ciertamente, previsible. Pero algunas decisiones del “Madrid” contribuyeron a facilitarlo. El Sheriff llegaba entonado luego de una seguidilla de victorias, con jugadores motivados a hacer el partido de sus vidas. El Real Madrid iba a un entrenamiento. No se explica de otro modo la presencia en el once inicial de un ex jugador de fútbol como Eden Hazard, así como de otros poco habituales. Así, luego de un contragolpe de manual, el Sheriff consiguió irse 1-0 arriba al descanso. La urgencia parecía suficiente como para hacer entrar a los “titulares”, pero no; el entrenador “Carletto” Ancelotti esperó hasta el minuto 66 para hacer los cambios, y recién ahí el equipo subió las revoluciones. En el minuto 89, con los locales lanzados en ataque, una desatención en defensa dejó un balón picando que el luxemburgués (¿?) Sébastien Thiell clavó en la escuadra con un remate que no podría repetir si tratara de nuevo mil veces.
Ancelotti luego se quejó de mala suerte. Pero eso no es exacto. El problema es que planteó el partido de forma que un evento inesperado podía generarle un resultado catastrófico. La situación requería plantear el partido al revés: empezar con los titulares, y solo después de haber metido uno o dos goles de “colchón”, atender objetivos menores como foguear a los jóvenes o darle minutos a jugadores carentes de movilidad como Hazard.
La importancia del “colchón”
El concepto de “colchón”, o de forma más técnica, “margen de seguridad”, también existe en las finanzas personales. Un resultado catastrófico, por ejemplo, es perder la capacidad de cubrir gastos de corto plazo, lo que puede ocurrir si uno pierde el trabajo de pronto. Una manera de evitar este escenario es crear un fondo de emergencia. La regla de pulgar es tener al menos 3 meses de sueldo en inversiones de bajo riesgo, con el fin de contar con un “colchón” mientras se encuentra un trabajo nuevo. Es importante que las inversiones del fondo de emergencia sean de bajo riesgo, porque de otra manera uno se expone a que las inversiones pierdan valor justo en el momento en que uno pierde el trabajo. Y ahí uno se quejaría, como Ancelotti, de mala suerte. Pero no sería exacto.
